martes, 6 de enero de 2009

FREYA STARK

Vivió cien años. Habia pactado con un banco suizo una pensión vitalicia, que resulto un negocio ruinoso para la entidad financiera que todos los años enviaba un representante oficial para comprobar que estaba viva. Con más de 70 exploró China y Camboya. A los 80 viajó a una zona inaccesible de Afganistán, a los 84 descendió en balsa por el Eufrates y a los 89 subió las montañas del Himalaya a lomos de una mula. ¡Imaginemos el pobre oficinista que tenia que seguirla para dar fe de su existencia.
Nació en Francia. Cuando sus padres se separaron se fue a vivir con su hermana y su madre a Italia, donde a causa de una pequeña economia, no pudo recibir una educación convencional. Pero leía todo lo que caia en sus manos. Los cuentos de las mil y una noches le impresionaron y comenzó a estudiar el idioma y la cultura árabes.
"Qué soy y por qué aprendo árabe es un completo misterio. Si digo que lo hago por puro placer percibo una mirada con tal carga de incredulidad que empiezo a sentirme tan cohibida como si estuviera diciendo la mirada mas descarada". Escribia Freya en 1927 durante su primer viaje a 0riente Próximo. Tenia entonces 34 años, estaba soltera y habia llegado a Beirut tras un penoso viaje en un carguero para estudiar y perfeccionar el árabe en una aldea de las montañas. Viajaba ligera de equipaje, sin cartas de recomendación, sin amigos y sin apenas dinero.
Cuando se consideró preparada se dirigió a Damasco. En compañia de una amiga viajó a lomos de un burro más de cien kilometros a su remoto destino en las montañas.
Habia conocido el desierto y sabia que los drusos habian dominado una fortaleza inexpugnable que aparecia descrita en los viajes de Marco Polo. Partieron en búsqueda de la Roca de Alamut. La expedición fué todo un éxito y muy valorada por la Royal Geographical. Ganó gran fama con la publicación de El valle de los asesinos.
Para su siguiente viaje necesitaba mas dinero y ayuda experta. La ayuda financiera la consiguió de un Lord y eligió dos compañeras de viaje, la arqueologa Gertrude Calon-Tompson y la geóloga Elinor Wight. Descubrieron el templo de la luna dedicado a la Diosa Sin, el sueño de cualquier arqueólogo. Continúo por la ruta del incienso en busca de la antigua Caná y encontró el perdido puerto de la ciudad.
Ajena a las criticas que despertaba, se dedicó a estudiar a fondo el Corán, a preparar nuevos viajes y escribir. Fué una magnifica escritora, publicó 30 libros sobre sus aventuras y cuatro volúmenes autobiograficos llenos de un mundo de dunas, caravanas y valientes jinetes. La definian como filósofa y poeta de los viajes. Hablaba nueve idiomas.
Llenó los espacios vacios de los mapas del Gobierno Britanico y consiguió que la machista Real Sociedad Geográfica de Londres se rindiera a sus pies y le concedieran una beca por sus estudios cartográficos.
En 1938 regresó a Italia pero los facistas estaban en todas partes y volvió de nuevo a Siria donde recibió una llamada del Ministerio de Información:debia viajar al Yemen como experta en Arabia y evitar que el mundo árabe se uniera a la causa del Tercer Reich. Quedaron muy satisfechos con su trabajo y le siguieron pidiendo ideas para las siguientes campañas en otros paises.
Durante toda la segunda Guerra mundial trabajó como espia y consiguió organizar una extensa red de inteligencia antinazi.
Dispuesta a seguir viajando, a los 60 años se interesó por Turquía, estudió su idioma y su historia, y quedó tan fascinada que durante diez años se dedicó a recorrer el mismo trayecto que el rey macedonio y escribió el libro La ruta de Alejandro.

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