AMO LA VIDA

Amo el rayo e sol que en este instante incide y reverbera sobre el portatil en el que escribo.
Amo lo que veo tras las ventanas, el jardin expectante bajo el vuelo de los pajarillos.
Amo pue, la vida, de una u otra forma.
La vida pasa y nosotros con ella, resuena y nosotros resonamos más o menos también. La vida pasa y nos roza al pasar y hace algún ruido. Como lo hace la lluvia que golpea los cristales con sus indicernibles lágrimas. Son cosas de la vida.
La vida recita, dentro de nosotros mismos el invisible poema de la respiración, y el continúo aleteo de amor y llanto, y de su portentosa risa.
Fuera de nosotros la participación de todas las cosas produce, como la nuestra, más que un ruido mensurable y perceptible, la certeza de que la vida está ritmando la armonia que somos o debiéramos ser, la existencia que somos, la música de la que formamos conscientemente o no una minima parte.
El futuro nos motiva y nos mueve, avanzamos hacia él y en él nos imaginamos, pero no existe todavia.
Casi todos los descubrimientos cientificos se han realizado al servicio de la guerra y puestos en manos de la destrucción Los progresos materiales han discriminado como nunca a la población de la Tierra. Las investigaciones sobre el entorno y la genetica hacen que nos conozcamos a nosotros y a nuestro hábitat, como nunca Pero de nada han servido tales avances sino para perturbar aún más la vida que somos y la que nos rodea.
Dice un proverbio etiope: "No blasfemes contra Dios por haber creado el tigre, antes bien, agradécele que no le diera alas"
Serenidad empapada de vida, que es movimiento interior, no quietud, no pasividad.
De ahí que sea imprenscindible antes o después de cenar, antes o después de leer un libro, antes o después de dar un paseo, antes o después del trabajo, reflexionar un poco o un mucho, y dar gracias a Jehová nuestro Creador por estar viviendo este presente y estar caminando en mi caso hacia su pueblo elegido