miércoles, 10 de diciembre de 2008

MORFINA

llamada asi por Morfeo deidad griega del sueño, esta sustancia fue aislada como componente del opio a principios del siglo XIX- De inmediato Gay Lussac y otras eminencias comprendieron que el descubrimiento representaba un paso gigantesco en la respuesta humana ante estimulos del dolor. El primer empleo masivo del fármaco ocurriria en la Guerra de Secesión Americana donde convirtió en silenciosos los hospitales de campaña, antes poblados por aullidos y llantos.
Poco después sirvió para lo mismo en la Guerra Franco-Prusiana de 1870. Administrada regularmente en grandes cantidades -a veces simplemente para darse coraje- como entre la oficialidad-, no tardaron en aparecer los primeros casos de algo que al principio se llamó mal militar, y más tarde dependencia artificial.
Es curioso ver lo que decia en 1880 el Journal de Medicina General, editado en Berlín, ante las voces de alarma, "El morfismo suponiendo que esta definición logre adquirir carta de naturaleza, es una anormalidad que como el vicio del alcohol, expresa una debilidad de carácter en quien lo sufre" Estos casos extremos no bastan para llegar a conclusiones tales como que sean causados por una sustancia quimica. No cabe duda de que el alcohol puede tener efectos dañinos en manos de un irresponsable.
Sin embargo, no por eso se le ocurriria a nadie llevar veneno peligroso a algo de uso tan extendido, que se considera una bendición productora de placer. Sin ningun reparo, lo mismo puede decirse de la morfina. Salvo en años recientes, la medicina cientifica nunca ha admitido que un compuesto químico pueda producir "exclavitur moral". En contraste con magos y sacerdotes de distintos cultos, la tradicción hipocrática mantuvo siempre la neutralidad ética de cualquier fármaco, y eso es lo que vemos en el texto recién citado. 0 bien el sujeto resultaba por constitución propenso a un hábito (y puestos a elegir entre alcohol, opio y morfina, se tenía entonces por preferible la morfina) o bien no, con lo cual soportaría los sindromes de abstinencia como coste orgánico de la analgesía disfrutada y tramo final de un tratamiento
Sin embargo, junto a estas consideraciones estrictamente terapéuticas hay que tener en cuenta factores colaterales.Del mismo, modo que las triacas, y luego los laúdanos (soluciones de opio en alcohol)habian permitido marcar diferencia entre una medicina popular y una medicina selecta o cosmopolita, adaptada a "lo último", la inyección en si empezó a presentarse como técnica infalible, sinónimo de alta ciencia. Todo lo no letal, desde el agua destilada a la manzanilla, paso a suministrarse como inyectable, cumpliendo una ceremonia paralela a escribir las recetas en latín o usar palabras muy raras para mentar cosas elementales, de hecho, fue una secuela de esta orientación lo que, hasta hace muy poco, presentó antibióticos y vitaminas como sustancias inasimilables por vía distinta. No es independiente de ello que surgiera un gusto por la administración intravenosa de morfina en circulos ajenos a los terapéuticos.

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